Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
Nada detiene el progreso del evangelio, Dios lo usa en cualquier circunstancia, sea buena o mala ¿Qué excusas estás poniendo para no predicar el evangelio?