Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
¿Somos capaces de apreciar las Escrituras en lo cotidiano? ¿Qué puede hacernos apreciar las Escrituras? ¿Qué son las disciplinas espiritules y cómo estamos practicándolas?