Testimonios
Alfonso Lemus y su familia
Somos la familia Lemus. Me llamo Alfonso, mi esposa se llama Eileen, y nuestros dos hijos son Andrés y Sebastián quienes tienen 16 y 14 años respectivamente. Somos miembros de Iglesia Bíblica Petra en Managua, Nicaragua.
Dios nos trajo a Petra en 2009. En ese momento estamos tratando, en nuestras propias fuerzas, rescatar nuestro matrimonio que estaba establecido en mentiras, engaño, infidelida, amargura, enojo y falta de perdón. Pero la raíz de todos esos problemas era que nuestros corazones estaban lejos de Dios.
Nos casamos en el año 2000 en Guatemala, mi país natal, y estuvimos juntos durante 3 años siendo aparentemente un "matrimonio feliz". Después de esos tres años, tomé la mala decisión de dejar a mi familia para trabajar en otro país para tener un mejor salario, pensé que era por una buena razón, pero no era ni correcto ni bíblico. Cuando me fui, mi esposa y mis hijos se mudaron para vivir en Nicaragua.
MI plan era estar fuera por un periodo de 6 meses a un año, que en realidad se extendió a 5 años. Durante esos 5 años, nuestros corazones acomularon más pecado, dolor, rechazo, resentimiento y miedo en el corazón de mi esposa debido a mi abandono a mi familia. Mi ausencia estaba también provocando daño en el corazón de mis hijos.
Sin embargo, la soberanía de Dios y su plan perfecto estaba ya en progreso en nuestra vidas. En 2008, el Señor movió el corazón de mi esposa y el mío, poniendo un deseo fuerte de empezar una nueva vida ahora en Nicaragua.
En 2009, contamos con el favor de Dios y llegamos por primera vez a Iglesia Bíblica Petra en Managua donde experimentamos el amor de Dios por medio del discipulado dado por nuestros pastores, líderes, y otras parejas casadas. Por la gracia de Dios, fuimos capaces de entender que para aquellos que son sus hijos, nada puede "separarnos del amor de Cristo" (Rom 8:31-39).
Somos bendecidos de ser parte de Iglesia Bíblica Petra, donde a través de la predicación de la Palabra de Dios y el discipulado, nos dimos cuenta que nada es acerca de nosotros, sea como individuos o como familia, sino que todo es acerca de la Gloria de Dios.
En su misericordia, Dios nos salvó de la muerte eterna. Restauró nuestro matrimonio al dejar que crezca el conocimiento de Cristo, Él sanó nuestros corazones y los corazones de nuestros hijos también. Nos ha dado una vida de libertad en Cristo, donde nuestro gozo está completo en Él sin importar las circunstancias.
Como familia, hemos experimentado el poder de Dios que cambia vidas a través del evangelio. Somos sólo un testimonio de muchas familias que han sido bendecidas por Dios a través de Iglesia Bíblica Petra. Todo es acerca de la gracia de Dios.
A Dios sea la Gloria.
Rafael Aragón y su familia
Hace muchos años, mi esposa Daniela y yo sentimos el deseo de acercarnos a Dios. Así que visitamos varias iglesias "cristianas" en los lugares que hemos vivido a través de los años en nuestro matrimonio (Honduras, Guatemala y Nicaragua). En esos tiempos no conocíamos el verdadero evangelio, pero el Señor puso en nuestros corazones su sabiduría para discernir que esas nos era iglesias saludables.
Yo no era un buen líder espiritual en mi hogar y mi matrimonio estaba fallando en muchas áreas. En el fondo de nuestros corazones había tristeza y amargura. Yo había expuesto a mi esposa y mis hijas a muchos peligros y situaciones muy tristes por mis malas decisiones y pecados.
Cuando llegamos a Petra y fuimos parte de la Iglesia, recibimos doctrina sana que nos llevó a conocer el verdadero evangelio y recibir a Cristo como nuestro Señor y Salvador. Hemos aprendido a conocer al Dios verdadero, gracias al hecho que constantemente hemos sido exhortados a leer las Escrituras y reconocer que la irresistible gracia de Dios es una de las cosas que persevera en nosotros y que nos hace perseverar para estar firme en Cristo a pesar del hecho que somos pecadores inmerecedores (Prov 30:5)
El Señor nos ha mostrado su gracia y su misericordia al enseñarnos a través de los pastores, ancianos y líderes a orar y descansar y confiar en Él en cada momento. En medio de las tribulaciones, hemos sido provistos y sustentados por el Señor en formas sobrenaturales. Hemos experimentados el amor y el cuidado de Cristo al usar la congregación de nuestra Iglesia como un instrumento de su divina gracia (Juan 16:33)
Ahora podemos experimentar la paz y el gozo de vivir una vida centrada en el evangelio con corazones humillados y quebrantados. Agradecemos a Dios por tener el privilegio inmerecido de ser parte y servir en una iglesia bíblica con sana doctrina donde la gloria y el honor es para Jesucristo nuestro Señor (Col 1:15-23)