Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
Todos luchamos con orgullo en nuestro corazón, nuestra inclinación es siempre buscar nuestro propio reino, ¿Qué consecuencias hay por ese pecado? ¿Cómo puede llegar a afectarte a ti y tus seres queridos?