Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
¿Cómo cristiano tengo la libertad de hacer lo que quiera? ¿Es la libertad de un cristiano contraria a la Santidad de Dios? Escucha la prédica del domingo