Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
¿Dios quiere un grupo de creyentes unidos o una iglesia en unidad? Aprende más sobre lo que enseña Dios por medio del apóstol Pablo en su carta a los Filipenses.