Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
Con tantas aflicciones, el mundo oprime al creyente. Pero Dios es un Dios de gran compasión y muestra abundante gracia a sus hijos. Descubre que mentiras y con que verdades puedes contrarestarlas en el siguiente mensaje