Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
¿Qué tanto podemos llegar a hacer en nuestra vida con nuestras propias fuerzas? ¿Qué nos enseña Cristo acerca de depender de Él para todo? ¿En qué áreas de tu vida estás dependiendo de tus fuerzas?