Dado que nadie está excluido de invocar a Dios, la puerta de la salvación está abierta a todos. No hay nada que nos impida entrar por ella, sino sólo nuestra propia incredulidad.
El lema del año para nuestra Iglesia es "Un Corazón Humilde y Quebrantado", pero ¿Cómo podemos saber que tenemos ese corazón? ¿Qué convicciones sostendrán tus resoluciones en el 2021?