¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos! Confíen siempre en el Señor, porque el SEÑOR DIOS es la Roca eterna.
Isaías 26:3-4

¿Quién no anhela una paz completa o perfecta en su vida? ¿Todos?
Pero no todos la buscamos en el lugar correcto,  la única manera de encontrar esa paz es por medio de la disposición  constante de  confiar en el Señor, con todas tus fuerzas y con todo tu ser. En  Filipenses 4:4 –7 podemos ver esta gran verdad: Esa paz perfecta y completa vienen de regocijarse en el Señor lo cual significa una relación imperturbable e inmutable con el Señor, el afán demuestra falta de confianza en el Señor, falta de confianza en Su Sabiduría, en Su poder, en Su Soberanía. Así que en lugar de presentarte a Dios con ansiedad  y preocupación, humíllate delante del gran Poder de Dios, y preséntate ante Él con oraciones sinceras no llenas de pretensiones, pero llenas de gratitud y acciones de gracias; y entonces la paz que sobrepasa todo entendimiento, esa paz guardará y cuidará tu corazón y tu mente en Cristo Jesús.
 
Cristo es la Roca Eterna, es la peña firme en la que todo el que confía puede encontrar refugio de cualquier ataque.
 
Te  animo a  meditar en la Palabra de Dios y meditar en tu corazón ¿Por qué no hay paz en tu vida? La respuesta es simple no estás descansando en la Roca Eterna, no estás refugiándote en Él. Quiero compartir una oración puritana, espero que sea de bendición para tu vida como lo es para la mía.

Refugio

OH SEÑOR,
Cuyo poder es infinito y Su sabiduría infalible,
Dispón las cosas para que no se interpongan en mi camino, me desanimen, ni demuestren ser obstáculos para el avance de tu causa.
Interponte entre mí y todo conflicto, para que no ocurra mal alguno, ni ningún pecado corrompa mis dones, mi celo y mis logros.
Que cumpla mi deber sin seguir ninguno de mis necios caminos.
No permitas que me esfuerce en una obra que tú no bendigas,  que te sirva sin deshonra;
Permíteme morar en tu lugar más secreto, bajo tu sombra, donde haya una protección segura e invulnerable contra la flecha que cruza el día, la plaga que se mueve en las tinieblas, la contienda de las lenguas, la malicia del resentimiento,  el daño de las palabras ásperas, las trampas de las malas compañías, los peligros de la juventud, las tentaciones de la edad adulta, los lamentos de la senectud, el temor a la muerte.
 
Dependo por entero de tu apoyo, consejo y consuelo.
Sostenme por medio de tu Espíritu y que no considere suficiente ser protegido de la caída, sino que avance siempre, siempre abundando en la obra que me encomiendas.
 
Fortaléceme por medio de tu Espíritu en mi interior para todo propósito de mi vida cristiana.
 
Encomiendo toda mi vida a la sombra segura que hay en ti:
Mi nombre renovado en Cristo, mi cuerpo, alma, talentos, carácter, mi éxito, esposa, hijos, amigos, trabajo, mi presente, mi futuro, mi final.
Tómalos, son tuyos, y yo soy tuyo, ahora y siempre.

Amen