No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa. 

Isaías 41:10

La Palabra de Dios constantemente nos recuerda y nos manda a no tener miedo. Hay muchos pasajes que tienen esta instrucción del Señor y esto muestra lo frágil que somos como seres humanos. Rápidamente nos angustiamos por diferentes circunstancias, fácilmente somos presa de miedos e inseguridades. Aún las personas que se consideran más fuertes o valientes tienen miedo cuando hay situaciones que les ponen en peligro o en situaciones donde sienten que pierden el control.

En la Palabra de Dios vemos diferentes ejemplos de miedos o temores en las personas: miedo del enemigo (Josué 11:6, Deuteronomio 31:6, Ezequiel 2:6), miedo del terror nocturnal (Salmos 91:5), miedo al porvenir (Josué 1:9), miedo a la muerte (1 Samuel 22:23), miedo a tomar pasos de fe (Lucas 5:10), miedo a quedarse sin comida (1 Reyes 17:13), entre otros.

En la sociedad actual vemos como las personas tienen esos mismos miedos y otros similares; miedo de quedarse sin empleo, miedo al rechazo, a la soledad, a la enfermedad, miedo a los desastres naturales, al sufrimiento, a la persecución, miedo de no poder proveer para la familia, miedo de empezar un negocio, miedo de comprometerse, casarse y formar una familia, miedo de hacerse viejo sin encontrar pareja, miedo de aceptar el llamado de Dios; entre muchos otros.

¿Cuáles son tus miedos hoy?

Cada vez que vemos el mandato a no temer y ser valientes en la Palabra de Dios vemos a la vez la providencia divina para poder vencer esos miedos. Y esa providencia es Dios mismo prometiéndonos que Él está ahí cuidándonos (Isaías 41:10,13), que Él va delante de nosotros como Poderoso gigante (Jeremías 20:11), que Él va a pelear la batalla (Deuteronomio 3:22, 20:1), que Él nos va a dar la victoria (Romanos 8:37), que nada ni nadie nos puede separar de Su amor (Romanos 8:35-29), que Él está con nosotros en todas partes donde vayamos (Josué 1:9).

El problema de los miedos que experimentamos día con día viene por una sola razón: un desconocimiento de quien es Dios, un desconocimiento de Su soberanía, Su poder, Su majestad, Su misericordia, Su amor, Su justicia. Si Dios dice en Su Palabra que no temamos porque Él está ahí sujetando nuestra mano como un Padre amoroso y bueno, es porque Él está ahí cuidándonos, El no nos va a soltar. Dios no miente, Sus promesas son reales y verdaderas. Nada se escapa del control y la soberanía de Dios.

El desconocimiento de Dios y Sus atributos produce falta de fe genuina (conocer, creer, confiar) y la falta de fe genuina produce miedos por la sencilla razón que la debilidad del hombre solo puede ser fortalecida por el poder y la gracia de Dios y Su Palabra. (2 Corintios 12:9)

Aplicación

¿Estás convencido(a) en tu corazón que Dios está contigo en todo momento y que puedes estar completamente seguro(a) en Sus brazos de amor?

Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Romanos 8:37-39