Dos hombres que fueron al templo a orar
¿Cuanto orgullo puede haber en nuestros corazones? ¿Estamos quebrantados por nuestro pecado? ¿Creemos que estamos bien con Dios por las cosas que hacemos? La Parábola del fariseo y el publicano nos muestra lo que en verdad Dios acepta, que es un corazón humilde y quebrantado, que pone a los demás como superiores y no se jacta de lo que ha hecho.